Las relaciones maestras en comunicación
Hemos aprendido comunicación en nuestras relaciones con nuestra madre, en la familia y con los modelos presentados en la vida. Así, todo lo que experimentamos en nuestras relaciones puede enseñarnos y guiarnos sobre nosotros mismos y nuestro proceso interior. Son relaciones maestras. Mejorando mi comunicación mejoran mis relaciones.
La relación de comunicación más importante es la que mantenemos con nosotros mismos. Podemos usar el reflejo que las demás relaciones producen en nosotros para nuestro desarrollo, como un camino de consciencia. Estas nos facilitan aprender herramientas de comunicación que nos proporcionan claridad y salud.
Mejorando mi comunicación: los roles y yoes
Cuando no entendemos por qué hacemos ciertas cosas, puede que algún rol escondido haya tomado el mando de nuestra vida. Lo más común es tener un equipo formado por yoes o roles que se quedaron bloqueados en su desarrollo. Este concepto sirve para ayudarnos a entender cómo estos roles o yoes guían nuestros pensamientos, emociones y conductas. Mejorando mi comunicación interna, mejora mi comunicación externa.
Se trata de construcciones internas que todos tenemos y que se han formado en nuestra familia, introyectando aspectos de sus personalidades. Mientras tanto, explorábamos la manera mejor de atender muestras necesidades. Utilizamos las mismas estrategias en las interrelaciones con otras personas para estar a salvo y seguros: sobrevaloramos positivamente algunos aspectos de nosotros y nos identificamos con ellos, a la vez que creamos uno opuesto en el que depositamos todo aquello que rechazamos o que no nos gusta de nosotros mismos y que relegamos a la sombra. Todas las partes de nosotros que desarrollamos conscientemente y las y las que dejamos en la sombra son nuestros yoes.
Las sombras
Elaboramos reglas sobre como deberíamos ser nosotros y los demás. El resultado es que nos criticamos y nos juzgamos tanto a nosotros mismos como a los demás al expresar estas partes oscuras. Otro aspecto que solemos ocultar es esa parte conectada con nuestra sensibilidad, necesidades y emociones y que consideramos “nuestra vulnerabilidad”. Con el fin de sentirnos seguros o de controlar la situación, actuamos como si no los tuviéramos. Aun así, estos aspectos no desaparecen, permaneciendo “en la sombra” hasta que terminan apareciendo tarde o temprano.
Nuestro bienestar depende de que podamos tener acceso a todo aquello que somos para sentirnos completos. Cada uno de estos yoes o subpersonalidades, según Jung, tiene su propia perspectiva de las cosas. Incluyen recuerdos e ideas y que se manifiestan a la hora de tomar decisiones, sencillas o importantes. Hablamos de comunicación interna.
Tenemos potencialmente todas las energías y aspectos de la personalidad posibles y cada una tiene una información necesaria y un propósito. Es posible llegar a satisfacer nuestras necesidades y alcanzar la plenitud. Si tomamos conciencia y desarrollamos los aspectos que le funcionan mejor a cada uno, minimizando los que no lo hacen. Esta es una labor de comunicación y de integración.
La formación de la personalidad
Podemos contemplar estos yoes principales que forman nuestra personalidad como roles internos que nacen y se desarrollan dentro de nosotros. Se trataría de entender cómo estos roles, que podrían formar algo así como un equipo personal, guían nuestros pensamientos, emociones y conductas.
Suele pasarnos que estas construcciones internas, en forma de equipo, tenga algún rol bloqueado. Pudo ocurrir a través de las experiencias en nuestro desarrollo, mientras crecíamos. Cada vez que algún incidente quedaba sin procesar en nuestro cerebro, se formaba en nuestro funcionamiento neuropsíquico un nuevo miembro del equipo intra-personal. Así fuimos introyectando aspectos de las personalidades de aquellos con quien convivimos. Como resultado desarrollamos personajes internos que tienen muchos de los aspectos de los personajes externos de nuestras vidas.
Pudimos desarrollar una personalidad que refleja a uno de nuestros padres, adoptando las maneras en que ellos interaccionan con el mundo, dándoles validez. También puede ocurrir al contrario, que estén enfrentados con ellos y decidimos no ejercer la paternidad o no ser nunca como ellos.
Estas heridas del equipo intra-personal pueden llegar a hacer daño al equipo inter-personal. Podemos desarrollar roles positivos en nuestro equipo, a pesar de las circunstancias, por medio de alguien significativo o mediante una disposición interna favorable, que facilite la comunicación y así vencer las adversidades.
Una propuesta terapéutica
Como propuesta terapéutica podemos identificar y rescatar a los miembros o roles positivos del equipo intra-personal que existen en todos nosotros; aprendiendo a escuchar lo que nos quieren decir, sus necesidades, cómo se formaron…tendremos más salud, realización personal y una mayor satisfacción con la vida. No estamos condenados a vivir en el pasado: nuestro adulto interno puede ser la madre o el padre que tanto anhelábamos tener cuando crecíamos. Finalmente podremos dirigir nuestro presente con su sabiduría, inocencia o alegría.
Esa es la tarea que desarrollamos individual y grupalmente en Psicología Relacionarte, descubrir cuál es la función que cumplen los roles en nuestra vida y cómo son sus interacciones.