La violencia contra la mujer en el contexto de pareja
En las relaciones de pareja, la violencia contra la mujer por sus compañeros o excompañeros íntimos es cinco veces mayor, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC, 2014. La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2016) también informa de que casi el 40% de las mujeres que son asesinadas, mueren a manos de su pareja masculina. El 47% de todas las víctimas femeninas en el mundo en 2012 fueron asesinadas por su pareja o familiares. Frente a menos del 6% de las víctimas masculinas (UNODC, 2014).
En España, en un estudio realizado en relación a la violencia familiar, las mujeres conformaban el 70.9% de las víctimas. De ellas, la pareja o expareja era el agresor en el 60% de los casos.
Aunque los datos relativos a España parecen mejores que los de otros países, la sociedad consideramos intolerable un solo feminicidio. Teniendo en cuenta que la mujer había presentado denuncia contra su agresor y se encontraba bajo protección policial. Esta circunstancia obliga a las instituciones públicas a seguir prestando mucha atención a este fenómeno y a estudiarlo a fondo. El objetivo es la identificación de los factores que permitan prevenirlos y lograr así su erradicación.
La violencia contra la mujer, investigaciones
En la investigación internacional, para realizar una estimación sobre la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja, se comparan los agresores con otros grupos de agresores o de menor nivel de agresión.
Esta investigación está comenzando a aportar información interesante. Se sugiere que los homicidas domésticos, en comparación con los no domésticos, se caracterizan por utilizar menos armas de fuego. Utilizan más armas blancas, presentan menos rasgos de personalidad antisocial, más trastornos psicóticos y de estado de ánimo. Asimismo tienen más consumo de alcohol durante la agresión mortal y un historial de violencia más reducido. También muestran puntuaciones más bajas en inteligencia general así como en pruebas de rendimiento de funciones ejecutivas. Además muestran lesiones cerebrales y antecedentes por trastornos craneoencefálicos en un alto porcentaje de casos.
También se encontró una fuerte asociación entre feminicidio seguido de suicidio. Esto indica que podría estar más ligado al resultado que a la intención. De esta manera los suicidios posteriores a los feminicidios se contabilizaron en un porcentaje mayor en los casos consumados en comparación con las tentativas.
Factores de riesgo de violencia asociados al agresor
Los investigadores han detectado una relación significativa entre el asesinato de la mujer por parte de su pareja y la inmigración. Esto puede vincularse a situaciones de estrés, aislamiento y condiciones de precariedad. Al encontrarse la mayoría de los sujetos sin ocupación al momento de los hechos, se interpreta la situación de desempleo como un factor de estrés psicosocial añadido.
Existe una discusión en la literatura respecto al papel de las drogas y el alcohol en el incremento del riesgo de violencia letal en la relación. Respecto a la utilización de sustancias, los autores consideran que el uso de drogas incrementa el riesgo de violencia letal. Esta relación no se ha podido establecer claramente con el consumo de alcohol. En este sentido, sólo el 20% se encontraban bebidos en el momento del homicidio. Frente al 7.9% que habían consumido drogas ilegales. Finalmente se concluye que el consumo de alcohol por el agresor duplica el riesgo de violencia letal en las relaciones de pareja.
La violencia contra la mujer: antecedentes biográficos
Otra dimensión para vincular con el riesgo de homicidio contra la mujer, son los antecedentes de violencia biográficos. A este respecto, diversos autores señalan la existencia de episodios de violencia hacia parejas anteriores. En ellos se registra una mayor prevalencia en comparación a agresores domésticos y homicidas comunes.
Desde la perspectiva de salud mental, se discute la existencia de psicopatología por parte del agresor. A este respecto los autores consideran que el historial de enfermedad mental, así como el abandono de terapias psicológicas y psiquiátricas, incrementan el riesgo de violencia grave en la relación de pareja. Al analizar los tipos de cuadro psicopatológicos asociados, descartan el papel de la psicopatía. Por lo cual no se encuentra una prevalencia significativa de dicho trastorno en la muestra estudiada.
Las amenazas o intentos de suicidio por parte del agresor constituyen una variable predictora muy relevante. Pudiendo estar asociados con psicopatología y desesperanza, son estados que no permiten valorar salidas alternativas a la finalización del conflicto. Las investigaciones sugieren el posterior suicidio del autor como el resultado de sentimientos de vergüenza o culpa después del homicidio. También como el temor a las consecuencias judiciales.
Factores de riesgo asociados a las víctimas
Este tipo de agresiones tiende a afectar a población en condiciones de vulnerabilidad social, o en situación de estrés psicosocial. La mortalidad está asociada a la condición de vulnerabilidad de la víctima, debido a enfermedad, soledad o dependencia del agresor. Estas pueden dificultar la interrupción de la relación y la identificación de la vulnerabilidad asociada a la violencia ejercida en su contra.
Ya sea por una minimización, por temor o por necesidad, las mujeres frecuentemente intentan retirar las denuncias previas por violencia. O se retractan en la decisión de abandonar al agresor o denunciarlo. El arrepentimiento por parte de la mujer constituye una variable predictora del espectro de violencia grave. En ella se inscribe aquella de consecuencias fatales.
También, la existencia de un hijo en el hogar sin lazo biológico con el agresor incrementa el riesgo de homicidio contra la mujer en la pareja en más del doble. Este lazo puede agudizar los celos recurrentes y violentos del agresor, como recordatorio permanente de un vínculo que lo excluye.
Factores de riesgo asociados a la relación
Tipo de relación
Se ha determinado que el riesgo al que se expone la mujer es mucho mayor en una relación de convivencia. En contraste a una relación marital, las parejas en situación de convivencia presentan niveles de separación superiores. Esto se puede asociar a una sensación de control más precario sobre la relación. Por tanto, a una necesidad creciente de mantener este control por la fuerza. Otros autores concluyen que la mayor parte de las víctimas en la pareja han sido asesinadas por su cónyuge. El vínculo matrimonial se constituye por tanto en un factor de riesgo.
Edad
Respecto a la diferencia de edad entre la víctima y el agresor, se ha encontrado que las diferencias de edad no resultan estadísticamente significativas al momento de los hechos.
Convivencia
Otro de los factores de riesgo más estudiados es la convivencia y la interrupción de la relación. Esta como variable que incide en el riesgo de homicidio contra la mujer en la pareja. Se ha mencionado que no haber convivido nunca con el agresor constituye un factor protector de feminicidio. Por el contrario, la separación o la solicitud de que el agresor abandone el hogar común incrementa el riesgo asociado. Otros estudios concluyen que las relaciones sin convivencia aumentan significativamente el riesgo letal. Esto se vincula con un menor compromiso, mayor conflicto y menos apoyos externos, particularmente en un hombre posesivo.
Duración
La separación o la ruptura son un factor de riesgo elevado. Particularmente cuando esta se asocia a celos exacerbados y posesividad del autor. De importancia es el hecho de que era la mujer y no el hombre que estaba terminando o había finalizado la relación. Así el distanciamiento de la mujer parecía ser la fuente del conflicto.
Dependencia emocional
Uno de los móviles principales para cometer el homicidio es el temor al abandono (casi el 50% de los casos). Esto refleja la dependencia del hombre, involucrado muchas veces en una relación con características simbiótica. En este caso, el suicidio responde a un deseo de reunirse con la víctima en la muerte, manteniendo una relación que no ya es viable en vida. Otro de los motivos sería la ira narcisista: “cuando la autoestima es baja y está amenazada por el rechazo, la agresión se presenta como un instrumento de recuperación del sentido de sí mismo”
Los homicidas presentan un historial de violencia grave y repetida hacia la mujer que ultimaron. De hecho, los autores señalan que un 72% de las mujeres que murieron a manos de su pareja, habían sufrido previamente malos tratos.
Antecedentes violentos
Respecto al maltrato durante el embarazo. El 25.8% de los asesinatos de mujeres por parte de sus parejas tenían antecedentes. Estaban relacionados con el maltrato físico o abuso sexual durante el embarazo y hasta un año después del parto.
El acoso por parte del agresor hacia la víctima ha sido estudiado por diversos autores, existiendo posturas divergentes. Por una parte, resulta más propio del homicidio hacia la mujer en la pareja que de la violencia doméstica. En relación a lo anterior, las conductas de acoso preceden al homicidio íntimo en el 68% de los casos. Particularmente a través de:
- seguir o espiar a la víctima
- tratar de comunicarse con la víctima de modos que ella no deseaba
- hacer llamadas no deseadas a la afectada.
Existe un nivel de consenso bastante elevado entre los investigadores; señalan que el sexo forzado con la víctima incrementa el riesgo de homicidio contra la mujer en la relación de pareja. Generando más factores de riesgo que aquellas que no han sufrido violencia de tipo sexual, sino sólo física.
Sistema de creencias
Cabe señalar que, con frecuencia, la conducta violenta del autor está relacionada con celos irracionales y violentos. Esto genera el despliegue de una conducta controladora hacia la víctima. Además, junto con la interrupción de la convivencia, incrementa el riesgo de homicidio contra la mujer en la relación. Este efecto es menor cuando esta variable se presenta por separado. También es necesario tener presente que la conducta de maltrato se asienta en un sistema de creencias que lo valida y permite. Por lo tanto la justificación del agresor es un factor predictivo respecto a la violencia desplegada.
Finalmente, se reitera un principio de la psicología, que señala que el mejor predictor de la conducta futura es la conducta pasada. Desde esta perspectiva, los intentos de homicidio pasados constituyen un relevante factor de riesgo. Hacen que un acto de esta naturaleza se materialice en el futuro, principio que ha sido avalado por numerosas investigaciones.
Factores de riesgo asociados al contexto
Diversos recursos de prevención están relacionados con menores niveles de homicidio dentro de la pareja. Se entiende en términos de su efectividad para reducir la exposición de la víctima a la violencia. Sin embargo, otros se asocian con un incremento en los homicidios, interpretado como un efecto de represalia o venganza. En él la intervención dispara la agresión cuando no existe una adecuada reducción de la exposición.
Las investigaciones concluyen que un arresto previo por violencia contra la mujer reduce el riesgo de homicidio contra la mujer en la pareja. Sin embargo, la huida de una detención o el incumplimiento de órdenes de alejamiento incrementa el riesgo asociado.
Conclusiones
En España, como en el resto del mundo, el homicidio realizado por la pareja o expareja sentimental es la principal causa de muerte violenta en el caso de las mujeres. Aunque es un fenómeno con bajas tasas de prevalencia, despierta una gran alarma social. Paradójicamente, son escasos los estudios sistematizados realizados en nuestro país para conocer mejor la naturaleza de esta criminalidad. Conocer patrones, tendencias y elementos clave que permitan elaborar estrategias de intervención encaminadas a reducir y erradicar el fenómeno.
Sin embargo, a nivel internacional hace décadas que existen equipos dedicados a esa tarea. Estos ponen de manifiesto su utilidad para mejorar la respuesta comunitaria coordinada de los países. Haciendo frente contra el riesgo de homicidio contra la mujer dentro de la pareja.
Desde el año 2015 se está organizando en nuestro país un equipo nacional de revisión de Homicidios de pareja. Este se coordina desde la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior.
Esta iniciativa pretende un acercamiento completo hacia el riesgo de homicidio contra la mujer en las relaciones de pareja. Como en todo proyecto científico dentro de las ciencias sociales y de la salud, su objetivo último es eminentemente práctico. Se pretende una mejor comprensión del fenómeno que, a su vez, permita predecir, prevenir, y por ende evitar, su aparición.
En Psicología Relacionarte revisamos cómo pueden aplicarse las prácticas en prevención y protección en el riesgo de homicidio contra la mujer con el fin de evitar caer en la aparición de este grave problema.
El día 25 de Noviembre se celebra en España el Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres. Por todo ello, es un día esencial para aunar fuerzas y lograr una sociedad igualitaria y libre de violencia contra la mujer.