Coronavirus: una realidad insostenible

La irrupción de este coronavirus nos pone en cuarentena de solidaridad; nos está cambiando la vida a la gran mayoría:

  • Nos hace retirarnos de nuestros puestos de trabajo
  • Modifica nuestras rutinas de ocio recluyéndonos en nuestros domicilios
  • Altera nuestros hábitos de consumo fuera y dentro de nuestros hogares. Nos obliga a replantearnos y seleccionar lo que necesitamos adquirir y posteriormente consumir para mantenernos activos y saludables
  • Nos hace darnos cuenta de que inhalamos el mismo aire del que nos protegemos con mascarillas por temor a que transmita lo que todos tememos.
  • Y nos plantea un nuevo reto desde la responsabilidad con los demás. ¿Somos capaces de recuperar el disfrute y de redescubrir cómo usar nuestro tiempo sin un fin específico?

Aunque entre los empresarios, economistas y expertos en asuntos políticos preocupa el crecimiento interior bruto, el golpe a la economía, la recesión… Estos son los cambios más inmediatos que todos vivimos.

Un tiempo para la reflexión

Entre este tremendo frenazo a nuestros más acomodaticios e inconscientes hábitos está también la oportunidad de reflexionar cómo nos sentimos en todo este inusual escenario, de tomar conciencia y de replantearnos nuestras auténticas necesidades, reinventando la sociedad.

Tenemos la oportunidad de darnos cuenta lo que es realmente importante y lo que no. Caemos en la cuenta de que la asistencia sanitaria es mucho más importante que la insistencia militar; de que necesitamos a una enfermera antes que a un soldado; de que estos últimos tendrán que adecuar sus tareas a las de una protección social inmediata, desinfectando los lugares de contacto públicos. Comportamiento que nos acerca a una visión y misión solidaria con los que los necesitan en primera instancia. Ellos son los más débiles y frágiles de nuestra sociedad, los mayores y los enfermos.

Debemos agradecer al todo el personal sanitario el enorme esfuerzo que está realizando. Tenemos que pensar en lo que nosotros podemos hacer desde nuestras capacidades y posibilidades.

Coronavirus: una cuarentena de solidaridad y de humanidad

He aquí una sugerencia de práctica compasiva:

Podemos empezar por pensar en las relaciones que mantenemos con los que tenemos más cerca. Por tomar conciencia de su carga de dolor, de los sufrimientos en su vida. Pensar en los vecinos y familiares, deseándoles que estén seguros, que no enfermen, que sean felices. Pensar en los que se encuentran hospitalizados, con riesgo para su salud. También en los que han perdido seres queridos enviándoles consuelo y deseándoles el bienestar.

Podemos poner en marcha estas prácticas compasivas, trayéndoles a la mente y enviándoles nuestros buenos deseos. Ampliaremos aún más nuestra compasión a la hermandad de todos los seres. Podemos dejar que nuestra respiración y compasión descansen como un centro de compasión en medio del mundo.

Como nos dice Jack Kornfield: “El corazón del valiente es el de aquel que no teme abrirse al mundo”

Resulta paradójico que en este momento social de narcisismo y consumismo desenfrenado el coronavirus nos obliga a reinventar una comunidad solidaria. Nos lleva a poner el foco en la ciencia más que en el capital. A tener más que nunca en cuenta a las personas y que podemos ser mucho mejores juntos. Nos fuerza a asumir una responsabilidad con los otros, confiando en que los demás se ocupen de nosotros.

Ojalá nos infecte otro virus más beneficioso, que nos lleve a plantearnos una sociedad alternativa. Y que se haga realidad como solidaridad global y cooperación entre los pueblos

Ahora, más que nunca, como nos recuerda el poeta Rilke: “En último término, dependemos de nuestra vulnerabilidad”.

En Psicología Relacionarte podemos trabajar contigo en el sentido de poder ser más consciente, haciendo que el límite de ti mism@ sea más flexible y permeable al contacto.